Desde siempre, en la
gente en general y sin ninguna información a priori sobre lo que están
escuchando, se percibe a la música electrónica, a la música de sintetizadores,
como "espiritual". Por lo menos, en gente mayor de 40 años, grupo al
que pertenezco, además que los ejemplos que puedo citar para fundamentar esto
puedan resultar mas reconocibles para alguien de edad madura: me refiero a
Kraftwerk, Vangelis, Popol Vuh, Jean Michael Jarre, y muchos más. Es raro que
se perciba como espirituales a una gama casi infinita de sonidos generados sintéticamente
a partir de corriente eléctrica, filtrado e intervenido una y otra vez. Quizás
se deba a que, mediante esta tecnología,
se alcancen frecuencias de onda que no son accesibles a otro tipo de
instrumentos, ondas sinodales que se perciban como inmateriales, o de más allá
de lo material.
En este ámbito resuena el nuevo disco
editado por Postales Discos: CAMPO MORFICO DE JUPITER, del artista sonoro de
Santa Fe SINTAGMA. No suena a música electrónica como entendería alguien en la
actualidad: música de noche, música de baile. El trabajo de Sintagma rebosa
luz, luz de sol entrando por la ventana a la mañana. No desencaja con el mate o
el café, el olor a tostadas o el del mañanero. Un comienzo del día prometedor,
cristalino, etéreo. Con el uso de melodías simples y repetitivas, beats suaves
como en Weve, ambientes delicados resonando de fondo como en el comienzo y el
final, logra sensaciones que mezclan lo onírico con lo real, en ese punto
intermedio de transición, de inmaterialidad,
que es el despertar. Aunque en todo sueño se esconden rincones oscuros,
pesadillas que estiran los dedos por las rendijas, como ya nos hace notar
Sintagma enseguida en Sin Encuesta, el segundo track, para continuar con el
extrañamiento en Noctum.
No en vano hice referencia a esos grupos
primitivos y fundadores de lo que es la música electrónica y el tecno; Campo
Mórfico De Júpiter parece producido por aparatos antiguos, llenos de polvo
y la luz ocre de un desván o un galpón,
o por moduladores analógicos interconectados por una telaraña de cables de
colores tan incomprensible como una ecuación de física de partículas. En
consonancia, la portada del álbum, obra de Luis Baumann, juega, en su diseño y
en su paleta de colores, con la nostalgia del 8-bit y las cintas de video
Un álbum de Ocho canciones que se
recomienda abrir puertas y ventanas antes de entregarse una escucha atenta, que
es lo que se merece esta brillante producción de POSTALES DISCOS.
Maxi "Chapa" Rau .
"El disco fue iniciado y finalizado entre los meses de abril y mayo todos los temas se desarrollaron y grabaron en casa estudio REFUGIO DE AVES la búsqueda del sonido y el concepto artístico radica en la necesidad interior de la cual habla Kandinsky y dar foco en la abstracción para obtener así un lenguaje mas espiritual y natural con respecto a las formas conocidas."
Postales Discos 2024